EL REGRESO DE LOS VENGADORES

El policial más glamoroso

Con un especial de cuatro capítulos que se verán hoy, Uniseries repondrá la célebre serie protagonizada por Patrick Mcnee. A partir de diciembre, pasarán los episodios de lunes a viernes en horario central. Por primera vez en la Argentina, se estrenarán los capítulos iniciales de la serie, con Honor Blackman como partenaire. Las otras dos vengadoras fueron la sexy Diana Rigg, como Emma Peel, y Linda Thorson.

MARIA IRIBARREN

Hoy a las 20 la señal Uniseries (38CV, 40MC) emitirá cuatro episodios de Los vengadores, como anticipo de su reposición definitiva en el mes de diciembre (se verá de lunes a viernes, a las 22). Emblema de las series en los años 60, Los vengadores se vio en Argentina entre 1970 y 1973, por Canal 13. En 1990, ATC la rescató del olvido para confinarla al Kenia Sharp Club, un ciclo de trasnoche que proyectó algunos capítulos en forma discontinua y a las dos de la madrugada. Después desapareció. De todos modos, tal como sucedió en otros países, aquí sólo se vieron las dos últimas versiones del serial, en las que Patrick Macnee (John Steed) fue secundado por Diana Rigg y Linda Thorson, sucesivamente. Uniseries pondrá en pantalla episodios pertenecientes a cinco de las seis temporadas de Los vengadores, incluyendo algunos nunca emitidos, con Honor Blackman, la primera coprotagonista. Todo el material (más de cien episodios), se verá subtitulado.

Muchos años antes de que los seinfeldadictos poblaran el planeta y sus alrededores cibernéticos, Los vengadores se convirtió en una leyenda que surcó los siete mares, cosechando fieles a su paso. La serie, de origen británico, revolucionó el formato a comienzos de la década del 60. Exhibiendo una estética que atravesó el contraluz del policial negro para acomodarse en el bullicio visual del pop, no ahorró desfachatez al abordar asuntos de Estado como la Guerra Fría y el rol cumplido por los agentes secretos. Cuando en 1976, Brian Clemens ("el padre de la criatura") fue convocado para reeditar el suceso, los tiempos habían cambiado: en plena militarización latinoamericana, el estilo glamoroso y desquiciado de Los vengadores había perdido vigencia. Así fue como Clemens comenzó a gestar Los profesionales, la traducción inglesa de los parapoliciales criollos.

Al principio, el tema y la estructura de la serie no excedieron el estándar del policial: una mujer es asesinada y su prometido, el Dr. Keel (Ian Hendry), decide vengar su muerte (de ahí el nombre escogido). Dispuesto a lograr su propósito, convoca a John Steed, un bon vivant aristocrático, sofisticado e, inexorablemente londinense. Keel y Steed harán equipo durante la primera temporada (veintiséis capítulos emitidos en 1961), al cabo de la cual y, dado que el asesino nunca fue encontrado, Keel abandona la búsqueda y los sets.

LLEGARON LAS CHICAS

A partir de la segunda temporada, Los vengadores comienza a dar signos de una metamorfosis radical. Por lo pronto, Macnee pasa a desempeñar el rol protagónico y, desde entonces, será escoltado por seductoras vengadoras de caderas ondulantes (Honor Blackman, Diana Rigg y Linda Thorson), y en su confuso papel de agentes gubernamentales (lo que nunca será aclarado del todo, a pesar, de la esporádica aparición de un jefe, apodado "Madre"), ejecutarán las más disparatadas faenas. En esta etapa, los productores ensayan una estética cercana a la de las películas de Alfred Hitchcock. Así, los escenarios, los climas y argumentos se acomodan a la oscuridad existencial, lo exótico y lo oculto, mientras que los personajes se mueven en las brumosas noches londinenses. En consecuencia, nadie más acertado que la perspicaz antropóloga Cathy Gale para acompañar al desconcertado y aún joven Steed. Una fórmula que, con las variantes del caso, evoca a otro par de detectives free lance, también ingleses y canonizados por la literatura: Sherlock Holmes y el Dr. Watson, cuyas aventuras solían demorarse en los fumaderos de opio de Londres de fin del siglo pasado.

En la tercera temporada Los vengadores mantuvo el esquema argumental y definió sus rasgos formales. En primer lugar, a diferencia del modelo de mujer que la TV venía construyendo, las vengadoras reivindican su independencia de criterio y ostentan una astucia que no siempre deja bien parado a Steed, quien, de cualquier modo, insistirá en abrirles la puerta del auto, cederles el paso y servir o pagar sus tragos. En segundo lugar, la ausencia de extras: nada ni nadie aparece allí azarosamente salvo por el hecho de que, a menudo, las cosas que pasan en Los vengadores no siguen otra lógica que la del más caprichoso azar. En un episodio, por ejemplo, un lord arriba a la escena del crimen y al preguntar quién fue asesinado, un detective le responde: "Usted", y lo mata. De inmediato, el cuerpo cae (y encaja perfectamente) en la silueta marcada en el piso. En otro, el crimen (siempre cometido a sangre fría, pero sin exuberancia sanguínea) roza el grotesco: un hombre está en su escritorio, saluda con un "Buen día" a sus compañeros y dispara contra ellos sin mudar de expresión ni postura.

EL REINADO DE EMMA PEEL

Dado que en el episodio 78, Cathy se va a las Bahamas, al comenzar la cuarta temporada será la "señora Peel" quien compita en osadía con el dandy del bombín y el paraguas (camuflaje de un florín que empuñará con destreza). Por entonces, los realizadores afinan el humor devastador contra el conservadurismo inglés y las intrigas de espías (las de la vida real y las hiperestetizadas del Agente 007), y la concepción del diseño escenográfico y de vestuario. Cambian la banda de sonido y la serie alcanza sus atributos consagratorios: mágica y bizarra, psicodélica y surrealista, glamorosa y absurda. En palabras de Brian Clemens: "En tanto fantasía, decidimos no mostrar ni a un policía de uniforme ni a un hombre de color. Y no debía verse nada tan bajo como la sangre en Los vengadores. Si hubiésemos introducido a un negro o un policía, habríamos tenido el obstáculo de la realidad social y eso habría hecho que todo pasara a ser bastante ridículo. Junto a un hombre común de la calle que hace cola para tomar el colectivo, Steed se vería como una caricatura. El nuestro era un mundo de cuento de hadas, la Inglaterra que les gusta imaginar a los extranjeros, aunque no exista".

Al partir tras su esposo resucitado inexplicablemente, Emma Peel es reemplazada por Tara King (la agente 69 asignada por "Madre", ¿acaso la inspiradora de "La 99" en El Super Agente 86?). Tara, mucho más joven que Steed, será la sombra de su maestro (ahora, con un aspecto más próximo al de un tipo de clase media), a quien veneró (¿y amó?) como ninguna de sus antecesoras. Con ella, Los vengadores llegará a su fin: un intento de restauración póstuma (en 1976/77 Los nuevos vengadores) pasó sin pena ni gloria.

Requerida como pieza de colección, cuando Uniseries comenzó la búsqueda de la serie, debió sortear todo tipo de rumores míticos como, por ejemplo, que David Byrne (ex líder de Talking Heads) había comprado la antología completa. Finalmente, la señal dio con Canalplus, una distribuidora y productora francesa, que otorgó los derechos de emisión. A partir de allí, comenzó el trabajo de restauración que demandó la traducción (en algunos casos se realizó en directo, ya que los guiones se habían extraviado) y el posterior subtitulado. Afortunadamente, Los vengadores vuelve a la pantalla local y éste no será, por cierto, un documento menor acerca de las estéticas que predominaron en los 60 y que dejaron su marca en la televisión y el cine que le sucedieron.

LAS TRES DAMAS DE JOHN STEED

Honor Blackman

Nació en Londres, en 1926. Fue la primera partenaire de Patrick Macnee. Se incorporó a Los vengadores en 1962 y los capítulos que protagonizó nunca fueron emitidos por la televisión local. Rubia, de silueta menuda pero contundente, Cathy Gale, la perspicaz antropóloga que le tocó interpretar, inauguró el componente fashion que distinguió a las vengadoras. Fue la primera en vestir los enteritos de cuero negro ceñidos al cuerpo y la que, por primera vez, sorprendió a los villanos con tomas de karate. En 1964, se integró al elenco de Goldfinger, tercer filme de la saga de James Bond. También actuó junto a Roger Moore en la versión televisiva de El santo.

Diana Rigg

Nació en Yorkshire, en 1938. Estudió en la Academia Real de Arte Dramático e integró la prestigiosa Shakespeare Royal Company, donde interpretó clásicos del bardo. Ella fue la bellísima Emma Peel, una viuda sexy y dinámica, que maneja un convertible, sabe karate, medicina y bioquímica y pinta cuadros abstractos. Su carácter felino obligó a retocar el vestuario: el cuero negro dio lugar a las minifaldas, los tapaditos acampanados y una colección de zapatos multicolores. Su nombre remite a "menappeal" (algo así, como atracción masculina). Este año fue elegida "la estrella de la televisión más sexy de todos los tiempos", en una encuesta realizada por la revista americana TV Guide.

Linda Thorson

Nació en Toronto, Canadá, en 1947. El director John Huston fue su descubridor y quien la propuso para suceder a Diana Rigg. A pesar de los reparos de Macnee (quien la consideraba demasiado joven), gracias a sus dotes actorales y la frescura de su belleza, Thorson obtuvo el papel de Tara King. La pantalla televisiva la mostró en series como Moonlighting, Dinastía y Star Trek: la nueva generación. En cine, integró los elencos de Valentino (de Ken Russell, con Rudolph Nureyev) y El magnate griego (con Anthony Quinn y Jacqueline Bisset). Fue la única vengadora que nunca secundó a James Bond. En teatro, interpretó clásicos de Chéjov y Shakespeare, entre otros.

From: Clarin, Argentina, 30 October 1999.

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